Cueva de los Soles

  • Situada en uno de los múltiples y espectaculares abrigos rocosos del valle de Otíñar, la Cueva de los Soles constituye uno de los más bellos exponentes del arte rupestre presente en Otíñar.
  • Gran cantidad de puntos distribuidos irregularmente, algunas figuras y representaciones de soles de color rojo oscuro decoran las paredes de este abrigo, que según algunos historiadores podría ser un santuario.
  • Estas pinturas datan de la Edad del Cobre y están claramente vinculadas al poblado que existió en el Cerro Veleta.
  • Desde la Cueva de los Soles se obtiene una privilegiada panorámica de todo el valle, siendo su acceso bastante complicado por lo escarpado del terreno.
  • Lamentablemente, las pinturas –que gozaban de un gran estado de conservación– han sido seriamente dañadas por algunos impresentables, impidiéndonos disfrutarlas en todo su esplendor.
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Algo más sobre este lugar…

Podríamos denominar la Cueva de los Soles como el mejor mirador para descubrir el Valle de Otíñar. Repleto de abrigos rocosos, Otíñar esconde tesoros que nos hablan de los primeros moradores de estas tierras. La Cueva de los Soles es uno de estos tesoros, un enorme abrigo que alberga pinturas rupestres que datan de la Edad del Cobre. Múltiples puntos distribuidos irregularmente, algunas figuras y representaciones de soles de color rojo oscuro decoran las paredes de lo que pudo ser un santuario para los antiguos moradores del poblado de Cerro Veleta. Lamentablemente las pinturas han sido objeto de expolio por parte de algunos impresentables y hoy no las podemos contemplar en todo su esplendor.

Cómo llegar

No publicamos la geolocalización sobre cómo llegar a este lugar, pues consideramos que se trata de un lugar por el que debemos velar especialmente. No quiere esto decir que no puedas encontrar la ubicación del mismo si indagas un poco por la red, pero te pedimos que si lo visitas, lo cuides y protejas especialmente, al igual que el resto de enclaves que representan nuestro patrimonio. El patrimonio es de todos nosotros, y al igual que un día lo fue de nuestros antepasados, ha de serlo también de nuestros hijos, quienes deben poder disfrutarlo en las mejores condiciones posibles.

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