La forja

Paco y Pepe son la sexta generación de una familia que se dedica a la forja. Nos reciben en su taller, ubicado en pleno centro de la ciudad renacentista de Úbeda, junto a la Plaza de San Lorenzo, en un edificio del siglo XVIII. Allí dan forma a hierros con los que componen barandas, verjas o piezas artísticas con las que han ganado varios concursos a nivel nacional. Pese a lo difícil que es salir adelante dedicándose a la artesanía, estos dos ubetenses mantienen abiertas las puertas de su taller, invitando a entrar a todo el que pase por su puerta para que descubran el proceso de un trabajo duro, pero enormemente gratificante según nos cuentan.

Hablamos con ellos mientras dan forma a una mesa, el último encargo que acaban de recibir. Posteriormente paseamos por una exposición de sus trabajos que ocupa la planta superior del edificio; allí, entre hermosas piezas totalmente artesanales Paco nos descubre uno de sus tesoros mejor guardados; una de las cinco llaves de la ciudad de Úbeda, que hizo su abuelo. Os invitamos a descubrir su historia, que es la historia del oficio de la forja en Úbeda.

¿Cómo empezáis en la forja? ¿Desde cuando os dedicáis a esto?

Nosotros somos la sexta generación que está en el oficio de forma continuada, sin parón. Cada generación ha hecho lo que su época demandaba, por ejemplo, en tiempos de guerra y de posguerra no se hacían las cosas que se hacen actualmente. Yo (Pepe) aprendí de mi padre y de mi abuelo y mi hermano (Paco) aprendió de mi. Es algo que se transmite de padres a hijos, no hay ningún libro que te enseñe cómo se hace. También es fundamental la inquietud que tú tengas a la hora de hacer las cosas, hay que tener en cuenta que este tipo de artesanía tiene gran parte de arte y de creatividad y esa creatividad hay que alimentarla –y tenerla lógicamente–.

También es imprescindible que te guste lo que estás haciendo; trabajar con el fuego, quemarte a veces… Es un oficio bastante complicado y complejo comparado con otras artesanías, en tanto y en cuanto en otras artesanías es más fácil iniciarse. Aquí trabajamos con fuego, con chispas, ruidos, cortes… Es más difícil iniciar a un chaval joven para que se sienta atraído. Es muy complejo llegar a terminar una obra, se tarda mucho.

Has dicho sexta generación ¿Hace cuantos años comenzó esta labor en vuestra familia?

Unos 175 años, vamos camino de los dos siglos.

¿Habéis estado siempre solos en Úbeda? ¿Se ha dedicado otra gente a la forja?

Nosotros siempre hemos estado arraigados en Úbeda, aunque en distintas ubicaciones, pero siempre en el casco histórico. Creemos que la artesanía debe estar vinculada al turismo, a la tradición y a la historia ubetense. No podemos irnos a un polígono industrial, no tendría mucho sentido para el trabajo que nosotros hacemos, aunque las autoridades cada vez están más por la labor de que los talleres salgan del casco histórico o directamente desaparezcan.

Mantener un taller hoy en día, como lo mantenemos nosotros u otros artesanos aquí en Úbeda o en Andalucía, ya es un logro muy importante. Es muy complicado, sobre todo ahora en tiempos de crisis, donde la gente se corta más a la hora de comprar incluso ropa o zapatos… Imagínate a la hora de comprar algo que no necesitan imperiosamente o que pueden comprar más barato en los chinos.

Irnos a un polígono industrial no tendría mucho sentido para el trabajo que hacemos, aunque las autoridades cada vez están más por la labor de que los talleres salgan del casco histórico o directamente desaparezcan.

¿En que estado se encuentra la artesanía aquí en Úbeda?

Dentro de Úbeda tenemos la suerte de ser Zona de Interés Artesanal en Andalucía y también tenemos el turismo. Nosotros estamos dentro del Consejo Sectorial de Artesanía de Andalucía en Sevilla, representando a la provincia de Jaén y tratamos de que los talleres estén muy vinculados a la artesanía y que ésta esté muy ligada también al turismo. Todas las empresas artesanas de Úbeda son familiares y heredadas de padres a hijos. Hablamos de pequeños talleres donde pueden estar trabajando dos o tres personas como máximo. Para nosotros es muy importante que las autoridades apuesten por la artesanía, por la pequeña empresa autóctona.

A parte de lo anterior, se pone de manifiesto que el nivel de calidad de la artesanía es muy alto. Lo vemos en Sevilla cuando vamos a las reuniones o a exposiciones, donde queda patente que el nivel de calidad de la artesanía andaluza en general y la jiennense y ubetense en particular son muy altos.

¿Entonces podemos decir que todavía se ve gente dedicándose a la artesanía?

Sí, sí. Por ejemplo, en Úbeda somos Zona de Interés Artesanal porque, entre otras cosas, disponemos del número mínimo de talleres, que creo que son unos 10 o 12, para tener esta distinción. Tenemos representación de cerámica, de vidrieras artísticas, de cartón fallero, de madera, de talla en piedra, de joyería y por supuesto de forja. Úbeda tiene una amplia gama artesanal que no tiene nada que envidiar a otras zonas de Andalucía como Sevilla o Córdoba y estamos hablando de una población de 36.000 habitantes.

¿Podemos decir entonces que se puede vivir de la artesanía?

Bueno, más que poder, lo intentamos… Y también influye que la mayoría de los talleres artesanales que quedan aquí los lleva gente joven, gente que ha heredado la tradición y que ha apostado fuerte por seguir adelante con los oficios, independientemente de ser gente preparada con carreras, han optado por esto, por seguir manteniendo una forma de vida que viene de mucho tiempo atrás.

Ten en cuenta que antropológicamente también podemos perder la esencia, podemos perder cómo se hacían las cosas y estaremos abocados a vernos en un museo con fotografías o maniquíes de herreros o ceramistas. Nosotros queremos evitar eso.

Volviendo a la cuestión principal, se puede sobrevivir, llega para lo justo. Todos sabemos lo que cuesta la luz, el teléfono, los autónomos… Al final de mes sale para ir tirando, muy justo. Piensa que cualquier taller artesano necesita un local, pagar luz, agua, además de otras cosas como en nuestro caso el carbón… Tenemos que tener abierto todos los días, porque si un día cierras y viene alguien ya cree que has cerrado el taller. Es decir, tenemos los mismos gastos que cualquier otra empresa, sin embargo la cantidad clientes que nos vienen o cómo podemos vender nuestro producto es distinto a cómo lo hacen las grandes empresas.

Se trata entonces no sólo de seguir con un oficio, sino de seguir manteniendo también una forma de vida.

Claro, es que esto es muy importante también. Como hemos hablado antes, con lo difícil que está la situación actual, la artesanía está sobreviviendo o malviviendo. Es más fácil tirar por otras cosas, por productos que ya vienen fabricados, productos que “engañan” al cliente. Nosotros hemos sido pioneros en crear una marca de calidad, la marca “Artesanía de Úbeda”, precisamente para que si alguien se lleva un producto de Úbeda y lleva este sello, que sepa que es artesano 100%, elaborado totalmente aquí, que está vinculado a una tradición. Con esto pretendemos luchar contra el intrusismo y crear fuerza con una marca que la gente pueda identificar.

Hemos creado la marca “Artesanía de Úbeda”, para que si alguien se lleva un producto con este sello sepa que es artesano 100%, elaborado totalmente aquí, que está vinculado a una tradición.

¿Cual es vuestro perfil de cliente?

Nuestro perfil de cliente ha sido siempre una clase media, gente que sabe lo que quiere. Hablamos de encargos muy definidos, únicos y especiales. La mayoría de las veces el diseño es nuestro porque la gente confía en nosotros en este aspecto, entonces hacemos un diseño en papel y se lo presentamos a los clientes para validarlo con ellos. También hay veces que la gente viene con una idea muy clara de lo que quiere y nosotros simplemente ejecutamos el proyecto. En cualquier caso siempre son encargos muy específicos como barandas de escalera, puertas de cancela, balcones, esculturas… Nosotros tocamos todos los palos de la artesanía; por un lado la artesanía tradicional y por otro lado la artesanía creativa. Digamos que hay una parte funcional y otra artística.

Esta última parte la hemos empezado a desarrollar en el taller desde que estamos nosotros. Anteriormente por la suerte que había en cuanto al volumen de trabajo, se dedicaban a hacer balcones, rejas, etcétera.

También nosotros entendemos que el artesano necesita una parte creativa. Entonces ¿esa parte creativa cómo sale? Pues si nosotros hacemos hoy un encargo de balcones o una puerta, después, antes de empezar otro encargo dedicamos un día a hacer lo que nos de la gana. De esta forma nos liberamos de la rutina y hacemos cosas distintas. Este lujo que nos podemos permitir es una de las cosas buenas que tiene ser artesano. Siempre dedicamos un día a innovar, a crear, a hacer un trabajo sin presión, sin fechas y esto es muy positivo hacerlo antes de encarar otro encargo, nos sirve para liberar tensiones.

Siempre dedicamos un día a innovar, a crear, a hacer un trabajo sin presión, sin fechas y esto es muy positivo hacerlo antes de encarar otro encargo, nos sirve para liberar tensiones.

¿De dónde son vuestros clientes? ¿De Jaén y provincia la mayoría o de otros sitios?

Pues sobre todo son de fuera, aunque en la provincia hemos trabajado mucho en la capital: para iglesias, para parroquias, para el Museo Provincial… Estos clientes de fuera en muchos casos son originarios de Jaén, gente que ahora vive en Madrid o en Barcelona y que cuando vienen por aquí quieren tener en su casa algo nuestro.

¿Y cómo llegan hasta vosotros?

Hay muchos clientes generacionales, personas cuyos padres eran clientes nuestros y que ellos siguen siéndolo. Luego también el boca a boca funciona muy bien. Gente cuyos amigos tienen algo nuestro, o que han visto algo nuestro en algún sitio. Esto es así porque hoy en día un taller artesano no se puede permitir el lujo de pagar un anuncio en televisión o en radio porque si difícilmente nos mantenemos, imagínate para hacer una campaña de este tipo…

Esa es la campaña de apoyo que deberían hacer las instituciones, que tendrían que apoyar a los artesanos en este sentido. Pero vamos, que lo más importante es el boca a boca, que venga alguien, que lo atendamos correctamente, que no nos importe hacerle una demostración aquí en la fragua, mostrarle como trabajamos y que ese cliente se vaya contento. Eso es fundamental. Actualmente al ser punto de interés artesanal, también estamos metidos en folletos y rutas turísticas que nos derivan visitas. Todo eso va sumando.

¿Habéis notado la repercusión del turismo?

Bueno, ha habido unos años muy bajos de turismo, ahora empieza a notarse un repunte otra vez. Y no solo nacional, sino también europeo. Nosotros de todas formas no tenemos souvenirs, no tenemos productos que te puedas llevar fácilmente en la maleta, es hierro, suenan las alarmas de los aeropuertos (risas), es muy complicado.

A nosotros lo que nos interesa es que nos vean como trabajamos y que entiendan que podemos hacer cualquier cosa que nos encarguen. Por ejemplo, en Barcelona, en la Iglesia de Santa Ana tenemos hecha una verja gótica, un diseño nuestro con unos detalles de rama de olivo y del escudo de Úbeda, porque allí en Santa Ana está también la patrona de Úbeda. En Santander también tenemos algo, en Olula del Río en el Museo de Andrés García Ibáñez hemos hecho una reja renacentista, en el Castillo de Canena tenemos otras dos rejas renacentistas, todo eso viene de gente que ha visto nuestro trabajo y posteriormente nos ha hecho encargos.

También tenemos un trabajo muy importante en Vera, allí hicimos un edificio modernista con 24 balcones, basados en los de la Casa Batlló, de Gaudí. Algo muy interesante que no tenía nada que ver con el renacimiento que aquí hemos mamado en Úbeda. También hemos trabajado para muchos paradores. Hubo una época muy bonita, aunque ahora con la crisis todo se ha venido abajo. Esperemos que nosotros que hemos logrado mantenernos, podamos salir adelante.

Imagino que haréis muchos trabajos ligados a la restauración de castillos o iglesias

Bueno, no tanto, hacemos casi siempre obra nueva. Nosotros entramos en restauración cuando el castillo o palacio es de un particular. Si va por la administración es muy complicado porque la administración hoy en día va por otros derroteros. Por eso te decía que como la administración no haga algo por apoyar al sector, acabaremos perdiendo los oficios.

Cuando el turista viene, ve los trabajos y los precios… Para ellos es incluso barato, aunque luego les cueste el porte incluso más que el artículo. Muchos de ellos nos dicen “es que esto ya no se ve en mi país” y eso sí que nos da tristeza.

¿Y fuera de España? ¿Habéis enviado trabajos a otros paises?

Sí, también tenemos trabajos fuera de España. En Bruselas tenemos una baranda renacentista, para Japón hicimos una serie de llamadores, en Irlanda, en Santa Fé (Texas), Santiago de Chile… La mayoría son encargados por turistas que pasaron por aquí, visitaron el taller y entablamos diálogo con ellos.

Nosotros no tenemos los medios para poder asistir a ferias internacionales ni publicitarnos a ese nivel. Sin embargo, cuando el turista viene aquí, ve los trabajos y los precios… Para ellos es incluso barato, aunque luego les cueste el porte incluso más que el artículo. Muchos de ellos nos dicen “es que esto ya no se ve en mi país” y eso sí que nos da tristeza. Yo pienso muchas veces que si esto ya no se ve en Francia, ni en Italia, los próximos seremos nosotros…

Es cierto también que la gente que viene de fuera valora mucho más el trabajo artesanal y sobre todo la autenticidad de los productos, ya que ven como salen los trabajos del taller. Nosotros es algo a lo que damos mucha importancia, siempre invitamos a los clientes a que vengan y vean como elaboramos sus encargos, así pueden comprobar que aquí no hay ni trampa ni cartón.

Vuestra materia prima es fundamentalmente el hierro ¿Y algo más?

Nuestra materia prima es principalmente el hierro; el “hierro dulce” es lo que trabajamos, luego están también los aceros, hierros acerados, los hierros colados… Trabajamos el hierro dulce porque es un hierro más maleable y –que por suerte o por desgracia– la mayoría viene de fuera de España, aunque cuando viene hierro español o italiano son los mejores para trabajar, ya que no llevan impurezas.

Por otro lado tenemos el combustible para la fragua; el carbón mineral, que por desgracia también viene casi todo de fuera, concretamente de Polonia y de Hungría. Ya es muy difícil localizar carbón de la península, la mayoría es importado.

¿Y el resto de herramientas?

Todo lo que son herramientas y utillaje que utilizamos en la fragua como son las tenazas, cinceles y demás utensilios los fabricamos nosotros mismos. Son herramientas precisas que puedes necesitar hacer a medida para ciertos trabajos, así que nos las fabricamos nosotros. Luego usamos otras herramientas como radiales o soldaduras, que obviamente sí son compradas.

¿Nos podríais describir el proceso completo de un trabajo? Imaginemos que un cliente entra ahora mismo por la puerta para haceros un encargo ¿Cuales serían los pasos?

El proceso, tanto si se trata por ejemplo de una mesa o de una verja, consiste en los mismos pasos. Antes de nada entablamos una conversación con el cliente para conocer exactamente lo que quiere. Si el cliente aporta su diseño, perfecto, si no lo aporta nosotros hacemos un estudio de lo que quiere el cliente; pongamos por caso que el cliente quiere una verja gótica para Barcelona, pues nosotros estudiamos el gótico en Barcelona y hacemos un diseño consecuente, siempre sobre papel. Una vez que el cliente acepta el diseño sobre papel y también los tipos de materiales que vamos a usar, procedemos a hacer ese dibujo a tamaño natural. Lo que hacemos es hacer el dibujo –con medidas reales– sobre una chapa, de esta forma podemos tomar medidas, cortar los materiales y pasarlos a la fragua, donde se trabajan para posteriormente ensamblarlos. Podemos resumir el proceso en los siguientes pasos: Diseño, Diseño natural, Toma de medidas, Realización en fragua y Ensamblaje de la pieza.

¿Cual es el tipo de encargo que más soléis hacer, lo más demandado?

Lo que más puede destacar son las barandas de escalera, que son encargos muy personales. También rejas o algún tipo de farol; precisamente hace poco hemos mandado unos faroles a San Sebastian.

¿Cuanto tiempo se tarda en concluir un trabajo? Algo aproximado…

Pues por ejemplo, una baranda de 9 o 10 metros se va a los 10 o 15 días de trabajo. Hablamos de 10 o 15 días de dos personas trabajando. Luego también hay trabajos que se acaban en un día, como pueda ser una mesa pequeña para el salón. Ten en cuenta que hay que optimizar el tiempo para poder competir en precio, así que hay trabajos en los que tienes que aligerar más.

Hemos hablado de trabajos funcionales, pero cuanto tiempo se puede llevar una pieza creativa como una escultura

El proceso es el mismo, empezamos por diseñar en papel, aunque en estos casos hay veces que dibujas una cosa y al final sale otra cosa distinta, pero porque la propia obra te lo va demandando. Tú lo habías imaginado de una manera pero durante el trabajo te das cuenta de que queda mejor de otra…

Esto implica muchas cosas, a veces das un presupuesto y te pillas los dedos, porque si estamos haciendo un trabajo y no nos gusta como está quedando, no podemos darle eso a nuestro cliente. Si le tenemos que echar diez horas más se las echamos, pero no podemos entregar un trabajo del que no nos sentimos orgullosos. Antes que a nadie nos tiene que gustar a nosotros. Obviamente nos podemos equivocar, pero no nos equivocamos queriendo, es decir, que no me paro en un trabajo porque ya haya llegado al número de horas que le había presupuestado al cliente. Nosotros seguimos hasta obtener un resultado que nos satisface.

Obras como las esculturas es difícil valorarlas en horas, porque las haces en varios días, necesitas inspiración. Es difícil dar por terminado un trabajo de este tipo, los detalles es lo que más tiempo se lleva.

Hace poco hicimos unos trofeos para el club de atletismo de Jaén en su 40 aniversario, que lógicamente salen un poco más caros que los típicos trofeos, con la enorme diferencia de que son piezas únicas, totalmente echas a mano una a una. Nosotros no podemos competir en precio, competimos con la calidad y la exclusividad de nuestras obras.

¿Va a seguir adelante el oficio durante más generaciones? ¿Vuestros hijos se han interesado?

Pregúntale a Paco, él tiene hijos, yo tengo dos niñas (risas)… Yo siempre digo que eso tiene que ser lo que ellos quieren hacer. No puedes decir “como yo soy artesano, mis hijos también tienen que hacer esto para que no se pierda el oficio”.

Por otro lado, hablando de forma realista, si a día de hoy difícilmente podemos mantenernos nosotros, yo no querría esto para mis hijos. Eso sí, si la cosa va bien y ellos quieren, nosotros encantados. Aquí en Andalucía tenemos la costumbre esa de que si yo soy artesano mis hijos también tienen que ser artesanos y eso ya no puede funcionar así.

De momento estamos nosotros y después ya se verá.

Haciendo un trabajo de este tipo ¿Cómo conseguís la uniformidad de todos los componentes, por ejemplo en una reja o una baranda?

Bueno, obviamente iguales iguales no pueden ser… Lo primero son los años de experiencia y después hay trucos… En primer lugar haces una pieza y tomas esa como guía. Por ejemplo, cuando haces un rizo, haces el primero y lo tomas como guía para el resto. Vas tratando que todos se asemejen a ese patrón; para eso tienes que tener en cuenta muchas cosas, el hierro tiene que tener el mismo calor, etcétera. Esto se aprende a base de ensayo y error, la experiencia es lo que te va marcando el camino. Hay mucha gente que tiene miedo al error, si existe ese miedo puedes llegar a perder la chispa de creatividad que es tan importante en esto de la artesanía.

Desde fuera parece un oficio duro…

Es un oficio bastante duro; te quemas, te cortas, te pinchas… También está el frío… Aunque parezca que estamos calentitos al trabajar con la fragua, eso es solo una parte del trabajo.

Si te gusta es muy gratificante, pero si no te gusta se puede convertir en el oficio más desagradable del mundo… No empiezas con un trozo de hierro y ya sabes lo que estás haciendo, es muy lento y costoso terminar un trabajo.

¿El producto sale 100% terminado de aquí o hay cosas que luego pintan o ensamblan en otro sitio?

No, no. El producto sale 100% terminado de aquí, todo por nosotros. No hay ningún proceso que quede fuera del taller. Todo lo hacemos nosotros. Tampoco nadie vende nuestros productos, solo nosotros. Si un cliente quiere un trabajo de Forja Tiznajo, tiene que venir aquí a encargárnoslo a nosotros.

En la parte de arriba del taller tenéis una exposición ¿no? Contadnos un poco sobre ella y sobre cómo os puede encontrar la gente

De lunes a viernes estamos aquí tanto por la mañana como por la tarde y también venimos los sábados por la mañana. Tenemos la zona de taller, donde recibimos a la gente para que vean como trabajamos. No tenemos problema de que la gente pase mientras trabajamos y vean todo el proceso.

Después tenemos dos zonas expositivas; una en la planta baja, junto al taller, y otra en la planta de arriba. Aquí mostramos trabajos nuestros y también hay paneles explicativos sobre el oficio y la historia del taller. Por dar la referencia, estamos en pleno centro del renacimiento, en la Plaza de San Lorenzo, junto a la Casa de las Torres, con la cual tenemos una vinculación muy estrecha, ya que es la sede de la Escuela de Arte de la ciudad.

Ya que hablamos de la Escuela de Arte ¿En algún momento se enseñó este oficio?

En Úbeda no, es extraño puesto que sí se enseñaban otros oficios como la cerámica o la ebanistería. Sí se enseñaba forja en las escuelas profesionales de los Jesuítas, donde mi abuelo era maestro de forja.

¿Qué futuro le veis a la artesanía en general?

¿Te respondo con el corazón o con la cabeza? Con el corazón me gustaría ver que hay un futuro… Con la cabeza, si echas números… No sólo nuestro taller, sino la inmensa mayoría deberíamos haber cerrado hace mucho tiempo. Esto no da para vivir, da para sobrevivir o ir malviviendo, pero por otro lado tienes la enorme satisfacción de trabajar en lo que te gusta. Al final tienes que poner en la balanza ambas cosas y tomar la decisión.

¿Pensáis que las administraciones deberían hacer algo al respecto?

Cuando hablamos de la artesanía o los oficios deben estar subvencionadas, yo soy enemigo total de estas afirmaciones. Los organismos deberían dar trabajo, no subvenciones. Pongo un ejemplo, si la administración necesita un trabajo y eso lo puede hacer un artesano de la provincia, pues que se lo den a él. En lugar de traer cosas de China, que no tienen nada de original y de autóctono, pueden encargarlas aquí. De esta forma se garantiza la continuidad de los oficios, pero a través de encargos de trabajo, no de subvenciones, que es distinto. Además, conseguimos mantener una imagen autóctona nuestra, algo muy importante en un entorno de ciudad renacentista como es nuestro caso.

Luego todos nos lamentamos cuando un oficio de este tipo cierra, pero la pregunta es ¿Hiciste algo por apoyarlo? ¿Le compraste algo alguna vez?

Este es el segundo reportaje de nuestra serie de oficios tradicionales, con ella pretendemos dar cabida también en nuestra web al patrimonio inmaterial, ese que habla de nuestra cultura, costumbres y tradiciones; de todo lo que conforma nuestra identidad social.

Si conoces a alguien que siga desempeñando un oficio tradicional y crees que podría estar interesado en contarnos su historia, por favor, contacta con nosotros en participa@lugaresmiticosdejaen.com.