El dolmen de Otíñar

  • Situado en el Cerro Veleta, a la entrada del poblado, el Dolmen daba cobijo a los difuntos y protegía a los vivos. Todo el que se atreviese a entrar, debía hacerlo entre los muertos.
  • Sus paredes están compuestas por seis piedras rectangulares de distinta altura. El techo lo forma una única piedra de 2,70 metros de ancho por 1,70 de fondo.
  • Con el pasillo de entrada orientado al este, hoy no podemos contemplar su altura ya que el techo se encuentra a ras de suelo.
  • Expoliado en reiteradas ocasiones, se conoce que en 1947 fue saqueado bajo orden del Barón de Otíñar.
  • También se ha documentado la existencia de otros dos dólmenes en el valle –saqueados y destruidos en torno al 1965–, situados en el río Quiebrajano y en la Cañada de la Bríncola.
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Algo más sobre este lugar…

Desde los tiempos más remotos Otíñar ha sido una tierra rica en agua y sedimentos, ideal para las actividades de la agricultura y de la caza. Ello llevó a que los primeros moradores de nuestra provincia buscaran cobijo en este valle. El Dolmen del Cerro Veleta es uno de los múltiples vestigios prehistóricos –se han contabilizado 44 estaciones rupestres– presentes en la zona. Situado frente a la entrada del poblado de Cerro Veleta, el Dolmen cumplía la doble función de dar cobijo a los difuntos y de proteger a los vivos.

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